Tanto si tienes un trabajo fuera de tu hogar como si te dedicas al cuidado del hogar o si tienes un
negocio
desde casa todo es trabajo y no permitas que nadie te diga lo contrario.
Esta capacidad multitarea que desarrollamos cuando somos madres también tiene un precio:
Físico:
El desgaste físico, que si no tuviéramos hijos nos llevaría directamente a consultar a un médico por si nos está ocurriendo algo, se torna de forma natural cuando somos mamás y aprendemos a convivir en él. Es muy
habitual ver a las mujeres arrastrando cansancio durante varios años.
Ese cansancio repercute en nuestro estado general y se ve claramente en nuestra cara: ojeras y una estética no tan cuidada como seguramente nos gustaría son las señas de identidad de nuestro agotamiento.
Mental:
Tras la euforia de los primeros momentos en los que ya hay un gran cansancio, pero la alteración hormonal y la felicidad por el nacimiento del niño no permiten que se note, llega la realidad del día a día:
Desayunos complicados, peleas en casa, hora de recoger, el momento de los baños, lecciones del colegio... Son tantas las situaciones en las que debemos intervenir además de las de la intendencia de la casa que puede llegar un momento en el que sintamos que ya no podemos más.
Son nuestros hijos, los adoramos, pero somos seres humanos y tanto nuestro cuerpo como nuestra mente tiene un límite.
Antes de que la situación estalle y vuestro cuerpo diga BASTA en forma de enfermedad o accidente y vuestra mente esté demasiado alterada por el estrés que haga que cada día llores por algo o estalles, voy a darte tres consejos de mamá:
Físico:
El desgaste físico, que si no tuviéramos hijos nos llevaría directamente a consultar a un médico por si nos está ocurriendo algo, se torna de forma natural cuando somos mamás y aprendemos a convivir en él. Es muy
habitual ver a las mujeres arrastrando cansancio durante varios años.
Ese cansancio repercute en nuestro estado general y se ve claramente en nuestra cara: ojeras y una estética no tan cuidada como seguramente nos gustaría son las señas de identidad de nuestro agotamiento.
Mental:
Tras la euforia de los primeros momentos en los que ya hay un gran cansancio, pero la alteración hormonal y la felicidad por el nacimiento del niño no permiten que se note, llega la realidad del día a día:
Desayunos complicados, peleas en casa, hora de recoger, el momento de los baños, lecciones del colegio... Son tantas las situaciones en las que debemos intervenir además de las de la intendencia de la casa que puede llegar un momento en el que sintamos que ya no podemos más.
Son nuestros hijos, los adoramos, pero somos seres humanos y tanto nuestro cuerpo como nuestra mente tiene un límite.
Antes de que la situación estalle y vuestro cuerpo diga BASTA en forma de enfermedad o accidente y vuestra mente esté demasiado alterada por el estrés que haga que cada día llores por algo o estalles, voy a darte tres consejos de mamá:
Lo has oído mil veces, pero no las hecho, siempre tienes una buena razón: No te gusta que entre alguien extraño a tu casa o que otro cuide a tus hijos o no tienes suficiente dinero o a tu pareja no está muy de acuerdo.
Hazlo ya, saca de tus ahorros si tienes, acepta el ofrecimiento de alguien para cuidar a tus hijos unas horas. Haz un trueque de tiempo con otro adulto y cuidáos vuestros hijos mutuamente.
Este es el primer consejo que nos dan cuando nacen nuestros hijos:
aprovechar los ratos en los que ellos duermen para tu también descansar. Cuando llegas a casa a la realidad te empuja a aprovechar esos ratos en los que ellos descansan para tu hacer cosas que de otra manera sería imposible. En muchas ocasiones cuando todos los niños se van a dormir nos ocupamos de nuestros propios asuntos. ¡Los echamos tanto de menos! El problema es que nosotras nos acostamos tarde y los niños se levantan a la hora que quieren (en general pronto para el horario adulto).
Márcate una disciplina, te animo a que no bajes de las siete horas para dormir. Ocho horas sería lo ideal, pero si ves que no es posible, al menos siete horas todos los días.
Que tú estés más o menos descansada puede marcar la diferencia de cómo vayan las cosas entre tus hijos y tu al día siguiente.
La alimentación es uno de los aspectos de nuestra vida que más sufre cuando tenemos poco tiempo estamos cansadas. Cualquier comida nos va a llenar, pero eso no quiere decir que nos vaya alimentar y a medio y largo plazo pagaremos las consecuencias.
Un cuerpo bien alimentado, marca también la diferencia en nuestra cabeza. Si no puedes ir a comprar en persona es el momento de hacer compras online. Pueden salir un poco más caras, pero si calculas lo que has ahorrado en ir, venir, en que alguien se ocupe de los niños o llevarlos al supermercado que ya sabemos que no es fácil.
Haz lo que sea, pero tú tienes que tener una horas para ti, y no es egoísmo, sencillamente eres una persona que necesita descansar, que necesita ocuparse exclusivamente de su satisfacción por unas horas.
Hay un maravilloso libro titulado
Te lo recomiendo precisamente si en ocasiones tienes la tentación de no valorar todo lo que haces por tu familia y por ti misma.
Por Eva Maria Bernal - Experto de Consejos de mamá - About Español
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